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Casa Avándaro


El proyecto se compone de cuatro módulos de estructura de acero que son articulados por otros dos volúmenes sólidos de block que generan la transición y conexión entre ellos. Estos elementos refuerzan la idea de espacios complementarios, ya que los primeros son espacios muy abiertos y los segundos son más cerrados. Estos volúmenes están dispuestos de tal forma que se integran de la mejor manera al sitio, procurando siempre mantener el estado natural del lugar.

Los materiales con los que se definieron los pabellones y articuladores refuerzan esa idea de opuestos, además de que el color gris contrasta también de manera intencional con el verde de la naturaleza. Se empleó una paleta de materiales aparentes para reforzar el sentido de lo natural, como la madera en techos y en decks exteriores, el block gris, así como recinto negro en los pisos. Los muros exteriores de los pabellones se hicieron de lámina gris y los baños se recubrieron de mosaicos de pasta diseñados por el maestro oaxaqueño Francisco Toledo, lo que favorece espacios de mucha calidez en el interior, siempre procurando el contacto directo con la naturaleza desde cada uno de los espacios.

La casa se diseñó en constante diálogo con sus futuros habitantes, considerando, además del sitio, tecnologías para reducir el impacto ambiental y propiciar la sustentabilidad. Como muestra de esto, se colocaron macetones en uno de los perímetros para hacer un huerto de autoconsumo de vegetales y frutos; como lechuga, tomate, hongos y frambuesas.